Violencia doméstica durante el embarazo
Según los datos El 21% de las mujeres sufrieron violencia emocional y el 3,6% violencia física o sexual durante la gestación. Esta violencia puede haber estado presente antes del embarazo y continuar a lo largo del mismo, o puede aparecer durante el embarazo. En la gran mayoría de los casos, la violencia continuará después del nacimiento del niño.
La violencia doméstica no es una pérdida de control por parte de la pareja, sino una forma de dominar a la mujer que es la víctima. A diferencia de un conflicto entre cónyuges, la violencia doméstica está marcada por una relación desigual entre los cónyuges, donde el control y el miedo están presentes.
El contexto en el que se produce el embarazo también puede aumentar la violencia entre los cónyuges. Por ejemplo, si el embarazo fue inesperado o una fuente importante de estrés, esto puede contribuir a crear un ambiente tenso en la pareja.
El ciclo de la violencia de género
No hay dos personas que experimenten la violencia doméstica de la misma manera. Sin embargo, según el testimonio de varias mujeres víctimas, la violencia de género suele establecerse gradualmente y también puede ser cíclica. Este ciclo tiende a repetirse y a acelerarse.
- Fase de tensión: Al principio, la pareja maltratadora tiene rabietas, está irritable y muestra su descontento con su silencio. La mujer se siente preocupada y trata de no provocar su ira teniendo cuidado con lo que hace en su presencia.
- Fase de agresión: Después, el marido hace gestos violentos de diversa índole. La mujer se siente humillada y angustiada.
- Fase de justificación: La pareja abusiva intentará justificar su comportamiento, trivializar lo ocurrido y culpar a la víctima. La víctima intenta entonces ser comprensiva, incluso se siente responsable.
- Fase de "luna de miel" o de reconciliación: El cónyuge se disculpa y promete no volver a hacerlo. Vuelve a ser cariñoso y agradable. La víctima recupera la esperanza de haber cambiado realmente. La vida en pareja vuelve a ser placentera hasta que el ciclo comienza de nuevo.
El embarazo también puede tener un impacto especial en el comportamiento de la pareja, ya que puede temer dejar de ser el centro de atención o perder el control sobre la futura madre.
La violencia doméstica puede adoptar muchas formas, entre ellas:
- Violencia física: Golpear o dar un puñetazo en el estómago y en los pechos, romper objetos, empujar o tirar del pelo, impedir que la otra persona salga de casa.
- Abuso emocional y verbal: Amenazar con provocar un aborto o agredir a los hijos, ridiculizar la elección de nombres o imponer la propia, ridiculizar el cuerpo de la embarazada o quejarse de su aumento de peso, dudar de las habilidades parentales, cuestionar la paternidad, gritar e insultar, dar órdenes, criticar los gustos y habilidades del otro.
- Abuso sexual: Obligar a la otra persona a mantener relaciones en contra de su consentimiento, enfadarse si la otra persona no quiere mantener relaciones, amenazar con mantener relaciones con otras personas si la víctima se niega.
- Controlar: No permitir a la madre satisfacer las necesidades de su hijo, limitar la elección de amamantar o no, denigrar las relaciones de la otra y prohibirle ver a la familia y a los amigos, vigilar los movimientos y controlar las actividades, las llamadas, los textos, los correos electrónicos, etc.
- Abuso financiero: Controlar los gastos de la otra persona, no permitirle participar en las decisiones financieras, no permitirle trabajar.
Consecuencias de la violencia
El embarazo es un momento en el que las mujeres son más vulnerables a la violencia doméstica. La violencia durante el embarazo puede tener importantes consecuencias para la futura madre. Por ejemplo, una mujer víctima de la violencia puede:
- Sufrir lesiones físicas.
- Sufirir ansiedad, estrés y síntomas depresivos.
- Sufrir soledad y aislamiento.
- Tener dificultades para comer o dormir.
- Desarrollar estilos de vida poco saludables.
El maltrato también puede perjudicar al bebé al aumentar el riesgo de:
- Aborto involuntario.
- Nacimiento prematuro.
- Tener un bebé con bajo peso al nacer.
- Lesiones en el niño.
- Problemas de salud o de desarrollo más adelante en la vida.
Por último, el maltrato conyugal puede interferir en el desarrollo de un fuerte vínculo materno-filial.
¿Qué hacer?
No siempre es fácil darse cuenta de que una relación es abusiva. Las mujeres víctimas de la violencia doméstica suelen sentir miedo y vergüenza, y algunas prefieren aislarse. Desgraciadamente, el abuso rara vez termina por sí solo.
Si estás sufriendo violencia, es importante denunciarlo. Puedes:
- Hablar con alguien de confianza sobre lo que estás experimentando.
- Encontrar personas que puedan ayudarte.
- Si crees que tu vida o la de tu hijo está en peligro, llame a la policía al 112.
-
Teléfono para todas las formas de violencia contra las mujeres, a través del número telefónico de marcación abreviada 016; por WhatsApp en el número 600 000 016 y por correo electrónico al servicio 016 online:
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. .*** Teléfono: 016, A la Primera Señal de Malos Tratos, Llama
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