Tabaco y humo pasivo: Los efectos en el embarazo
¿Debo evitarlo? ¡Sí! ¿Verdad que no se te ocurriría encender un cigarrillo, ponérselo a tu bebé en la boca y animarle a dar una calada? Por ridícula que pueda parecer esta escena, las mujeres embarazadas que siguen fumando están permitiendo que el feto fume también. La madre fumadora trasmite nicotina y monóxido de carbono al bebé en proceso de desarrollo.
Asimismo, deberías mantenerte alejada de las personas que fuman, se trate de compañeros de trabajo, amigos, familiares u otros comensales en un restaurante.
¿Cuáles son los riesgos para el bebé? Si una mujer embarazada fuma, esta conducta puede provocar:
- Parto de bebé muerto
- Parto prematuro
- Bajo peso al nacer
- Síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL)
- Asma y otros problemas respiratorios
Y los riesgos para el feto de que la madre sea una fumadora pasiva habitual incluyen bajo peso al nacer y retraso del crecimiento.
¿El humo ajeno es perjudicial para mi bebé?
El humo de otros fumadores, es peligroso para las mujeres embarazadas y sus fetos porque es más tóxico que el humo inhalado directamente.
Al contrario de lo que podría pensarse, abrir una ventana o utilizar un ventilador en la casa o el coche no elimina los efectos nocivos del humo ajeno.
También se recomienda no fumar en presencia de niños pequeños, ya que respiran más rápidamente que los adultos y, por tanto, absorben más sustancias químicas.
Además, el humo de un cigarrillo consumido en el interior del hogar persiste en el aire, incluso después de apagarlo.
La mejor manera de proteger tu salud y la del feto es pedir a la gente que fume fuera, asegurándose de que el humo no entre en el interior.
¿Qué puedo hacer al respecto?
Si eres fumadora, el hecho de quedarte embarazada puede ser una motivación adicional para dejar de fumar. Habla con tu médico para que te aconseje sobre las distintas opciones existentes para abandonar el hábito del tabaco.
Si sueles alternar con personas fumadoras, pídeles educadamente que fumen en el exterior y lejos de ti. Y, por supuesto, utiliza el área de no fumadores en los bares y restaurantes que dispongan de ella.
Me gustaría dejar de fumar, ¿cómo lo hago?
¿Has decidido dejar de fumar? Enhorabuena. Sin embargo, no siempre es fácil dejarlo y requiere una preparación adecuada. Aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte.
Escribe las razones que son importantes para ti y que te darán la fuerza para triunfar. Por ejemplo:
- Toser menos;
- Más aliento;
- No oler a tabaco;
- Tener un cutis más bello;
- El bebé estará sano;
- Aumentar las posibilidades de un embarazo saludable;
- Ahorro de dinero;
- Prevenir futuras enfermedades;
- Tener unos dientes más blancos y un aliento más fresco;
Además:
- Establece una fecha clara. Fijar una fecha para dejar de fumar te ayuda a evitar la demora.
- Encuentra un momento en el que te resulte menos difícil cambiar tu rutina.
- Piensa en una o dos estrategias que puedas utilizar para contrarrestar los síntomas de abstinencia (por ejemplo, respirar profundamente o beber un vaso de agua). Piensa en cada impulso repentino de fumar como un pequeño puente que tienes que cruzar.
- Anima a tu pareja si también está intentando dejar de fumar.
- Haz una lista de las personas con las que puedes contar y hazles saber que vas a renunciar.
- Pide que en tu casa no se fume, ni siquiera tus invitados y tu pareja.
- Mantente positiva y no pierdas la esperanza si empiezas a fumar de nuevo.
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