El sistema inmunitario humano funciona gracias a los anticuerpos. Cuando el cuerpo detecta una amenaza como las bacterias o los virus, los linfocitos producen unas proteínas llamadas inmunoglobulinas o anticuerpos para solucionar el problema. Los anticuerpos tienen la forma de la letra Y y cada Y se empareja perfectamente con un antígeno específico. Los anticuerpos también desempeñan un papel importante en las alergias y en ciertos trastornos sanguíneos que afectan a las mujeres embarazadas.
Trastornos autoinmunes
Si hay un problema con el sistema inmunitario, pueden liberarse anticuerpos cuando no hay una amenaza real para el organismo. Si la amenaza es una parte natural del cuerpo humano, la reacción se denomina trastorno autoinmune. Esto ocurre en condiciones como el lupus, la enfermedad celíaca, la enfermedad de Grave, la esclerosis múltiple y la diabetes de tipo 1. Existen más de 80 trastornos autoinmunes.
Alergias
Las alergias funcionan de forma similar a los trastornos autoinmunes, pero la amenaza no es originaria del cuerpo humano. Las alergias son una reacción inmunitaria a un estímulo externo que el cuerpo normalmente ignoraría. Los alimentos, el polen, los materiales fabricados por el hombre y los materiales naturales son fuentes de respuesta alérgica. Cuando el cuerpo entra en contacto con el alérgeno, se liberan anticuerpos como medio de protección.
Embarazo
Las mujeres embarazadas han dado a luz con éxito mientras sufrían trastornos autoinmunes y alergias, aunque existe un mayor riesgo de complicaciones. Los autoanticuerpos suelen mantenerse a raya con diversos tratamientos y medicamentos.
En el primer trimestre del embarazo se suele solicitar un análisis de los glóbulos rojos de la mujer para detectar el factor Rh, así como un análisis de anticuerpos para diagnosticar o descartar el factor Rh, tanto si los glóbulos rojos de la madre son Rh positivos como negativos. No tener factor Rh, lo que se denomina Rh negativo, significa que el cuerpo femenino puede producir anticuerpos que atraviesan la placenta y atacan a los glóbulos rojos del feto.
Las mujeres embarazadas que son Rh negativo suelen recibir un mínimo de dos inyecciones de inmunoglobulina Rh. Una inyección se administra en la semana 28 de embarazo y una segunda después del parto. Las inyecciones detienen la sensibilización de la madre contra la sangre Rh positivo, así como la producción de anticuerpos contra el feto.
La lactancia materna
La otra cara de la moneda son los beneficios de los anticuerpos. La lactancia materna proporciona anticuerpos saludables al recién nacido a través de la leche materna. Los anticuerpos protegen al feto contra enfermedades y dolencias en un momento en que el sistema inmunitario inmaduro no es lo suficientemente fuerte como para protegerse de las bacterias y los virus comunes. La primera leche, llamada calostro, es rica en anticuerpos que facilitan un sistema inmunitario sano.
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