Las parejas a las que se les diagnostica infertilidad secundaria suelen luchar con emociones como la culpa, los celos, la frustración y la ira. Pueden sentirse aisladas e ignoradas. La infertilidad primaria consiste en no poder quedarse embarazada o tener un bebé. La infertilidad secundaria es igual de común, pero recibe mucha menos atención y apoyo.
El diagnóstico de la infertilidad secundaria consiste en tener un hijo y desear otro, pero no poder quedarse embarazada o mantener el embarazo. A las parejas se les puede diagnosticar esta condición si:
Han tenido un hijo sin necesitar un tratamiento de infertilidad como la fecundación in vitro.
Desean tener otro hijo pero no han podido concebir o tener un embarazo a término a pesar de haber mantenido relaciones sin protección durante un año o durante seis meses si la mujer tiene 35 años o más.
¿Qué causa la infertilidad secundaria?
En algunos casos, la infertilidad secundaria está causada por un problema en el primer embarazo. La causa puede ser una cicatrización en el útero debida a una cesárea o un problema de placenta, como la placenta previa, o un daño en un ovario o una trompa de Falopio. En la mayoría de los casos, las causas son similares a las de la infertilidad primaria. Al igual que la infertilidad primaria, es tan probable que la causa sea la pareja masculina como la femenina. Y, en aproximadamente un tercio de los casos, la causa es desconocida.
Algunas causas comunes de la infertilidad femenina secundaria son:
- La mala calidad de los óvulos que se produce con el tiempo.
- Una enfermedad inflamatoria pélvica.
- Cicatrización de un legrado.
- Ovarios poliquísticos.
- Endometriosis.
Las causas de la infertilidad masculina pueden ser:
- Nivel bajo de testosterona que se produce con el tiempo.
- Recuento o movilidad deficiente de los espermatozoides.
- Problemas de próstata.
- Problemas testiculares, como el varicocele (venas hinchadas dentro del escroto).
- Enfermedad tiroidea, diabetes o paperas.
Los factores relacionados con el estilo de vida, como beber alcohol, fumar tabaco, tener sobrepeso o no dormir lo suficiente, pueden afectar a la fertilidad tanto de los hombres como de las mujeres.
El impacto emocional de la infertilidad secundaria
Las parejas con infertilidad primaria tienen muchos recursos y apoyo. Casi todo el mundo puede identificarse con la frustración de querer un hijo pero no poder concebirlo. Por otro lado, muchas personas nunca han oído hablar de la infertilidad secundaria. Incluso los médicos pueden tomarla menos en serio que la infertilidad primaria y decir a las parejas que sigan intentándolo.
Sin embargo, la infertilidad secundaria puede ser tan estresante desde el punto de vista emocional como la infertilidad primaria, con mucho menos apoyo social. Las parejas pueden sentirse culpables por no estar lo suficientemente agradecidas por el hijo que tienen o por no poder dar un hermano a su único hijo. Pueden sentirse frustrados porque el embarazo parecía tan fácil la primera vez y tan difícil la segunda. Pueden envidiar a sus amigos y familiares que tienen hijos con un hermano o hermana.
Qué hacer
Si estás luchando contra la infertilidad secundaria, no asumas que por tener un hijo no debes pedir ayuda para tener otro. Si tienes menos de 35 años y llevas un año intentándolo o más de 35 años y llevas seis meses intentándolo, deberías acudir a tu médico para una consulta de fertilidad. El médico debe evaluar las causas de la infertilidad. Si no se encuentra una causa obvia y tratable, debes pedir que te remita a un especialista en fertilidad.
Mientras lo intentas por tu cuenta, haz todo lo que hiciste para tu primer embarazo, como llevar un control de la ovulación y elegir un estilo de vida saludable. Si estás tomando una medicación que no tomabas antes de tu primer hijo, pregunta a tu médico si la medicación podría estar interfiriendo en la fertilidad.
Para muchas parejas con infertilidad secundaria, el mejor tratamiento es la tecnología de reproducción asistida, normalmente la FIV. No debes sentirte culpable por buscar esta opción si tu estudio de fertilidad no ofrece ningún otro tratamiento. La infertilidad secundaria se está reconociendo gradualmente como una condición importante que merece apoyo y el mejor tratamiento disponible, al igual que la infertilidad primaria.
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